La moda de las gafas rojas
Néstor Espinosa Mitjanas
06 junio 2025
Néstor Espinosa Mitjanas
06 junio 2025
¿Has visto últimamente a algún influencer llevar gafas rojas, o con cristales amarillos-anaranjados, durante todo el día?
A veces incluso en interiores, delante del ordenador o paseando bajo el sol.
Puede parecer una extravagancia, pero hay una explicación detrás:
esas gafas intentan filtrar ciertas frecuencias de luz (sobre todo azul) que alteran nuestros ritmos circadianos y la producción de melatonina, la hormona del sueño.
¿Qué tienen que ver la luz, tus ojos y el sueño?
Tu cuerpo se guía por la luz.
Más exactamente, por el color de la luz que entra en tus ojos.
En la retina, ciertas células especializadas (con melanopsina) perciben la temperatura de color de la luz y le indican al cerebro si es hora de despertarse (subir cortisol) o de dormir (generar melatonina).
Luz fría o blanca intensa (como la del mediodía, en el rango de los 6000º K) estimula el estado de alerta.
Luz cálida (como la del amanecer o el atardecer, aproximadamente 2500–3000º K) favorece la relajación y prepara el sueño.
Esto no es una teoría alternativa: es neurobiología. Está más que comprobado.
Entonces, ¿esas gafas funcionan?
Sí… y no.
Usarlas puntualmente por la noche, cuando estás expuesto a pantallas o luces artificiales frías, puede ayudar a bloquear el estímulo de alerta y facilitar la producción de melatonina.
Pero llevarlas todo el día no tiene ningún sentido.
Porque tu cuerpo necesita ver la luz natural con su espectro de color completo por la mañana y al mediodía, para regular correctamente el ciclo circadiano y durante el día secretar el cortisol que te despierta, enfoca y da energía.
El verdadero problema no está en tus ojos… sino en tus bombillas
Muchas casas —sin saberlo— están iluminadas con luces frías de 5000–7000º K a todas horas.
Eso, de día, puede ser aceptable (si tienes poca luz natural), pero por la noche…
…es como si estuvieras intentando dormir tomando cafeína sin parar mientras escuchas un concierto de thrash metal a todo volumen.
Tu cuerpo no lo entiende. No segrega melatonina. No entra en calma.
Y el descanso se vuelve difícil, superficial, fragmentado.
¿Qué puedes hacer para vivir en armonía con la luz?
Aprovecha al máximo la luz solar por la mañana
Si puedes, sal sin gafas de sol en los primeros 30 minutos del día.
Revisa la iluminación artificial de tu casa
Luz cálida (<3000 K) para la noche (para evitar el efecto "hospital" o "nave industrial").
Luz blanca neutra o fría (dependiendo del espacio) durante el día (para evitar el efecto "cueva" o que la casa parezca muy oscura).
Ideal si puedes regular la intensidad y el tono según la hora.
La casa también regula tu cuerpo
Igual que usamos cortinas para proteger del exceso de luz o frío,
también podemos diseñar la iluminación para respetar el reloj biológico que llevamos dentro.
La buena noticia es que no hace falta tirarlo todo y empezar de cero.
A veces, cambiar una lámpara, mover una mesa o entender cómo entra la luz natural ya puede transformar tu descanso.
¿Quieres que revise contigo la iluminación de tu casa y cómo afecta tu cuerpo?
Te acompaño a rediseñar la luz para vivir, trabajar y dormir mejor.
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