¿Has corrido alguna vez con un chubasquero puesto?
Néstor Espinosa Mitjanas
30 mayo 2025
Néstor Espinosa Mitjanas
30 mayo 2025
Es incómodo.
Te mueves, pero el cuerpo no transpira.
El calor se acumula dentro, el sudor se queda atrapado, el cuerpo se ahoga.
Lo que tenía que salir, no sale.
Y acabas empapado, pero por dentro.
No parece tener mucho sentido, ¿cierto?
Muchas casas viven exactamente así: como si llevaran un chubasquero mal puesto.
Cuando la casa no puede transpirar
Hay un problema muy común en muchas viviendas: la humedad del terreno sube por los muros porque no hay una correcta barrera de capilaridad.
¿Y qué hace mucha gente —o incluso algunos técnicos— para “resolverlo”?
Tapar.
Cubrir.
Encerrar la humedad con pintura plástica, azulejos o revestimientos.
El resultado es el mismo que con el chubasquero: lo que tenía que salir, se queda atrapado.
Pero la humedad no desaparece. Busca otro camino.
¿Qué pasa cuando tapas una pared que tiene humedad?
Si pintas con pintura plástica:
La humedad intenta salir, pero no puede.
Se acumula bajo la pintura hasta que esta se hincha, se agrieta, y acaba cayendo en placas.
Si revistes con azulejos hasta 1 metro de altura:
La humedad busca escapar por arriba.
Empieza a aparecer a 1,10 m o 1,20 m, como una especie de frontera desplazada.
Si revistes solo una cara de la pared:
La humedad atraviesa el muro…
Y aparece por el otro lado (a veces justo donde tienes el sofá, la cama o el armario).
Lo que no dejamos salir, se queda atrapado
Igual que el cuerpo necesita sudar, la casa necesita transpirar.
Encerrar la humedad solo agrava el problema.
Muchas veces, lo que ocurre en las paredes también nos pasa a nosotras/os:
tapamos lo que duele, lo que incomoda, lo que queremos ocultar.
Pero tarde o temprano, termina saliendo.
A veces de forma desagradable. Incluso llegando a enfermarnos.
¿Qué puedes hacer entonces?
Lo primero es detectar si realmente hay humedad por capilaridad (y no por condensación o filtración).
Lo segundo es no taparla con soluciones estéticas.
Y lo tercero es resolverla desde la raíz, permitiendo que los muros respiren y permitan la salida de la humedad.
En muchas ocasiones hay que sanear parte del muro, cubrir con un mortero que transpire (pero también sea hidrófugo), pintar con pinturas especiales o incluso practicar perforaciones estratégicas que permiten la salidad de la humedad.
A veces, la solución no está en esconder lo que molesta,
sino en abrir el espacio para que respire con comodidad.
¿No sabes si tu casa tiene este tipo de humedad?
Te acompaño a detectarlo con cuidado técnico y mirada humana.
Para que entiendas lo que le ocurre a tu casa, para que aprendas a escucharla.
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